Impresionantes cifras que muestran la enorme disparidad en el comercio de libros entre América Latina y España. El artículo ha sido tomado del blog Proyecto451.
¡Hola a todos y todas! Muy buenos días.
En una edición repleta de informes y números, quiero compartirles dos datos que considero importantes al momento de realizar una radiografía de la industria del libro. El primero (muy impresionante), relacionado con la distribución: por cada libro que España recibe de toooooda América Latina (incluyendo ediciones que se imprimen localmente y coediciones), España envía 118. En concreto, España exportó 13.406.200 ejemplares y recibió de América Latina apenas 113.913 en el año 2023. Una distancia que no ha hecho más que ampliarse año tras año (poco tiempo atrás, la relación era de 1:50).
En plena era digital, los libros circulan como si Internet no existiera. Y parte de la lógica editorial sigue atada a un modelo de distribución analógico. De España hacia América Latina. De las grandes capitales hacia el interior de cada región. Me gusta pensar en el contraste con modelos como Netflix, que logró correr el eje de Hollywood. El caso reciente de El Eternauta es solo un ejemplo de una producción argentina que se ha disfrutado en cientos de países con culturas y lenguas muy diversas (tiene ya más de 1.2 millones de visualizaciones).
El otro dato: el crecimiento exponencial de la autopublicación. Lo podemos analizar desde muchos aspectos y puntos de vista, pero si miramos el informe de Bowker (la agencia que registra ISBN en los Estados Unidos) el dato es asombroso. En el año 2014 se registraron más de 600.000 obras (ya por entonces era una cifra que comenzaba a crecer aceleradamente). De ahí, pasamos a más de 1 millón en el año 2017. Luego, más de 2 millones en el 2020. Y ahora mismo supera los 2.6 millones. Esto sin incluir que son muchísimas las obras autopublicadas que no solicitan ISBN.