Nuestra Odisea, una historia que narra el horror de la Segunda Guerra Mundial
Por María Isabel Solís
Con 90 años de edad, doña Liesel Derezinski Selva se mantuvo firme y constante en su estand durante los ocho días que duró la Feria Internacional del Libro, realizada del 19 al 27 de julio último, en el Centro de Convenciones en Belén de Heredia.
Su objetivo era claro: promocionar el libro “Nuestra Odisea”, en el que narra las peripecias que pasó junto con su familia durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Acompañada siempre por sus hijas, cargó su estand de recuerdos de aquella época de horror para la humanidad y, desde esa trinchera, trató de sensibilizar a las personas asistentes a ese encuentro literario sobre lo abominable que es la guerra para cualquier ser humano: desde los soldados hasta los civiles que vivieron aquella atrocidad.
Era difícil que ese estand de la Feria Internacional del Libro pasara inadvertido, pues escuchar a doña Liesel narrar aquella historia, una y otra vez, fue realmente conmovedor: ella fue testigo a muy corta edad de una época de sacrificio, dolor, penurias para miles y miles de seres humanos que vieron sufrir y morir a padres, madres, hijos, nietos, hermanos, abuelos, amigos…
En 145 páginas, Liesel cuenta con crudeza, lo que vivió y sufrió durante y después de la Segunda Guerra Mundial a la par de sus progenitores y hermanas y lo que les costó salir de Alemania hacia Honduras, su país natal, luego de finalizada la guerra. Más tarde ella se casó y se asentó en la provincia de Alajuela donde formó su familia al lado del costarricense Marco Tulio Castro Carvajal.
Cómo empezó la tragedia de la familia Derezinski Selva
Su padre de origen alemán y su madre hondureña, tuvieron que viajar de Honduras a Alemania en plena guerra y allí empezó a tejerse una historia de angustia, llanto, dolor, zozobra… donde no sabían qué iban a comer y menos en qué lugar iban a dormir por los constantes bombardeos que ocurrían en las diferentes ciudades.
La guerra, según lo reconoció doña Liesel, no solo afectó a los judíos también a personas de otras nacionalidades como ella y sus hermanas que habían nacido en Honduras, pero que por circunstancias del destino tuvieron que viajar a Alemania para vivir esa época de horror.
Recordó que hubo días en que no tenían dónde dormir y muchas veces lo hicieron en el suelo de edificios y casas en ruinas, sin ninguna posibilidad de bañarse.

“Quien más sufre con la guerra es el pueblo, las guerras no traen nada bueno y por eso es urgente promover la paz”, dijo doña Liesel a las personas que le preguntaban sobre esa dura vivencia.
Su dolor fue tan grande que ahora prefiere no ver ni oír nada sobre la guerra que se libra en la Franja de Gaza, ni en Ucrania, aunque sostuvo que lo que se dice y sabe desde aquí no es todo lo que pasa en esa parte del mundo.
El libro Nuestra Odisea lo publicó, por primera vez, en el 2006 y, desde entonces, asiste a todas las ferias como invitada de la Cámara Costarricense del Libro. Recuerda que al menos ha estado en ocho ferias del libro y ahora lo hace como adulta mayor.
Este libro está hecho con base en los recuerdos que tiene de esa época terrible para la humanidad que la marcó en su infancia, pero cuyos recuerdos siguen vivos y aunque las heridas ya no están, quedan las cicatrices.
Asegura que la historia valía la pena contarla porque la gente tiene que saber lo que es una guerra, lo que sufren los pueblos y las familias.
Me costó mucho escribirlo, pero ahora considero que valió la pena, tras reconocer la buena reacción que ha tenido el público luego de leer Nuestra Odisea.