Mary Shelley y su ominoso Frankenstein
A propósito del publicitado estreno de la película Frankenstein de Guillermo del Toro, este artículo pretende ensayar un acercamiento exploratorio a la novela homónima y original de Mary Shelley. La fábula que nos presenta el director mexicano Guillermo del Toro sobre su «Frankenstein” (2025) no es similar a la trama de la novela de terror gótico que escribió Mary Wollstonecraft Shelley.
Ana Beatriz Fernández González
Esto en principio sería irrelevante, pues se entiende que es una versión muy personal del cineasta, su propia lectura.
Sin embargo, el carácter de cuentos de hadas -o fábula- que acabó siendo el largometraje, con una moraleja algo simplona y melodramática, distorsiona los acontecimientos trágicos que conducen a la criatura de Frankenstein a inmolarse en el Ártico.
Asimismo, la mayoría de los puntos de giro de la película son distintos a los planteados por Shelley en su texto.
De atrás para adelante, según la cronología de los “hechos”, las preguntas surgidas debido a las variaciones libres de del Toro son: ¿Por qué no muere el monstruo? ¿Por qué el monstruo perdona a Víctor Frankenstein cuando este aún está con vida? ¿Por qué Elizabeth se casa con William? ¿Por qué Elizabeth no muere a manos del monstruo? ¿Por qué Victor mata a Elizabeth? ¿Por qué del Toro no intenta crear la pareja de la criatura? ¿Por qué William no muere cuando pequeño?
Las respuestas: porque a Guillermo del Toro le dio la gana o no le dio la gana, y porque puede.
La película es, desde el punto de vista estético, preciosista y grandilocuente en su vestuario, fotografía y diseño sonoro, es maximalista, con escenografías monumentales y actuaciones expresionistas, sobre todo la de Oscar Isaac, quien interpreta a Víctor Frankenstein (según del Toro, el modelo a seguir fue Prince o Mick Jagger).
Es irrefutable que la tragedia escrita por Shelley en tono de terror y suspenso, muy romántica y exacerbada en sus emociones y afectos, se basa en eventos cruciales contrarios a los que presenta del Toro en su versión.
Así, entre otros hechos desencadenantes de la tragedia, Frankenstein sufrió la muerte de su hermano menor William a manos del monstruo, Elizabeth vivió con la familia desde niña casi como una prima, compartía el amor romántico con Víctor y se casa con él; y ella, finalmente, muere ahorcada en manos de la criatura.
Padre abandónico
¿Tiene utilidad preguntarse quién era el ominoso en la novela? Sí. ¿El monstruo era Victor o la criatura? Además: ¿La criatura nació tabula rasa o ya venía rota? ¿Fue Frankenstein un padre abandónico y cobarde? ¿Por qué Victor no contó la verdad cuando ocurrieron los asesinatos de sus familiares? ¿Se estaba protegiendo a él mismo?
La criatura se acercó a su patriarca (Dios) e imploró amor, pero ante la fealdad y espanto de su apariencia fue rechazado y despreciado. Se sumó a ello el temor y la repugnancia que provocaba cuando entraba en contacto con las personas con quienes se cruzó en el camino (la sociedad).
El hijo de Victor no era “malo” porque sí, sino que respondió con odio y venganza a la aversión que su creador sentía por él. Ante todo, y previo a vivir la exclusión, era una criatura que pensaba y filosofaba, se hacía preguntas pertinentes, tenía una inteligencia inquieta, fina y sensible, y quiso amar y ser amado.

A la edad de 18 años, Mary Shelley fundó un género con Frankestein o el moderno Prometeo
Amar y ser amado, pertenecer. Tener una compañera de vida. Tener humanidad. Pero Victor se lo negó, no tuvo compasión hacia él ni empatía, lo violentó y abandonó, dejándolo en la más absoluta desprotección y soledad.
Las heridas de su constitución como persona fueron las suturadas por Víctor en el cuerpo galvanizado, mas nunca sanaron.
El Ártico es la metáfora más elocuente, vehemente, del final de la historia, ya que en el hielo infernal muere Víctor y su criatura se prende fuego, ambos desolados y destruidos.
Rotos.
Sobre Mary Shelley
Es fascinante pensar la novela de Shelley como la obra iniciática del género del terror y la ciencia ficción, y que aún más de 200 años después siga provocando asombro y admiración.
Mary Shelley fue una mujer que a los 18 años y en 1818 publicó su segundo texto contra todo pronóstico.
Nació en 1797, hija de una pareja inglesa influyente en el contexto social, político y cultural de la época, londinense y europea: su madre, la política radical y feminista Mary Wollstonecraft, nada menos que autora de Vindicación de los derechos de la mujer (1792); y su padre William Godwin, también político, filósofo y escritor.
La niña quedó huérfana de madre con tan solo 11 días de nacida y tiempo después su padre se casó con la vecina Mary Jane Clairemont. A los 16 años, Mary (hija) estableció una relación amorosa con el escritor Percy Shelley, quien estaba casado.
Las circunstancias de la escritura de Frankenstein o el moderno prometeo son legendarias, casi míticas -como su monstruo-, misteriosas y hasta divertidas.
El texto fue ideado en época lluviosa en Ginebra, Suiza, cuando se reunieron en una sesión de lectura Mary, su marido, los escritores Lord Byron y John Polidori, y su hermanastra Claire, y se propusieron escribir cada uno un relato de terror sobre fantasmas.
Mary acometió voluntariosa y firme el objetivo al imaginarse a su ominoso Frankenstein y dio rienda suelta a la escritura, con tan buen suceso que dos años después terminó la historia para luego publicar el texto, primero de manera anónima y en 1823 con su firma.










