¿Idiay? se le dice a quien debe y no paga, pero el escritor Rodrigo Soto paga con creces
El escritor Rodrigo Soto recién publicó el libro ¿Idiay? Breve viaje por la historia y el habla tica con la Editorial Perro callejero en 2024, un compendio sobre el habla tica, la historia del país y reflexiones sobre nuestras identidades.
Ana Beatriz Fernández González
Mi hija Luisa vive en Estocolmo y acaba de parir a Río, dulce y hermoso. Ella me pidió que la acompañara los dos primeros meses en el periplo inicial de la crianza materna y paterna.
Luisa y Gustav, ambos, y, por supuesto, Río viven en Farsta. Yo llego por la tardes a cocinarles, a poner la lavadora de trastos, a recoger unos pocos regueros, y, para regocijo mío, a alzar y arrullar a mi nieto cuando es pertinente.
Todo esto lo hago mientras ellos amorosamente cuidan a Río, que llora, caga, mama, mueve sus manitas y piernas, abre los ojos grises azulados para observar el mundo que lo rodea, para mirar a su mami y papi, a sus abuelas y abuelos, a su familia visitante.
Río mira la luz que entra por la ventana, con detenimiento, y se le iluminan los ojos como dos lagos profundos.
Una tarde en el apartamento, estoy frente a mi computadora, acomodada delante de la ventana que da al parque del barrio, habitado por árboles desordenados, liebres y venados. En mi laptop lidio con trámites bancarios por los que sufro, sudo y me angustio.
Entra la luz por la ventana que me encandila. Quizá como a Río.
Al rato, cuando cenamos hablamos de ¿Idiay? Breve viaje por la historia y el habla tica, el más reciente libro del escritor costarricense Rodrigo Soto, publicado por la Editorial Perro callejero en 2024.
Luisa me pidió, cuando preparaba mi viaje de dos meses a Suecia, que se lo consiguiera. Yo compré dos, uno para ella y otro para mi, que pienso regalarle a mi hermana Silvia que vive en Roma; ella lo apreciará infinitamente.
Les cuento en la sobremesa de qué va el libro y mi hija me devuelve: cuando estabas frente a la computadora dijiste: ¡Esta vaina se despapayó!
Nos reímos.
No me había dado cuenta del costarriqueñismo que había utilizado para expresar mi angustia relacionada con la banca en línea. Me asombré de su comentario, y ella aclaró: es que siempre has sido dicharachera (quizá no lo dijo exactamente así).
Y pensé, cierto. Lo he sido.
Por eso leer el compendio -casi diccionario- de los giros idiomáticos costarricenses de Soto me pareció una delicia.
Digo casi diccionario porque en realidad no lo es y ese es el valor que, precisamente, abre las puertas a una lectura entretenida, divertida y nada técnica de cómo hablamos los ticos y las ticas (sin ánimo de ser binaria).
El libro tiene la virtud o virtudes de ser exhaustivo, escrito con un estilo leve y sucinto sobre la historia de Costa Rica, con sus capas idiomática, sociológica, humorística, reflexiva e incluso psicológica social, según afirmó Soto en un audio de WhatsApp que le solicité para escribir este reseña.
La portada del libro ya alude a una situación cómica: es una foto de una mujer en un restaurante a quién un mesero le sirve tres guisantes en un plato. Ella con su cara de incredulidad y extrañeza reclama con el gesto y la mirada: ¿Idiay? (me estás metiendo gato por liebre, pareciera que expresa).
Con prólogo del filólogo Alexánder Sánchez Mora, el libro de 175 páginas está compuesto por 23 partes o capítulos -con algunas ilustraciones por aquí y por allá de Karina Siliézer Delgado-, que en orden cronológico cuenta la historia de cómo se hizo y se hace Costa Rica, y cómo en esos devenires hablamos con nuestras particularidades idiosincráticas.
Las secciones finales son un índice alfabético de términos y la bibliografía.
Podría decir que ¿Idiay? es un libro identitario, una reflexión sabrosa sobre nuestras identidades como nación. Leyendo el libro me sentí identificada como costarricense, me miré en el espejo que propone Soto y me gustó, a pesar de todas las vicisitudes escabrosas y abyectas que vivimos.
Porque además es un libro atrevido. En su estructura arquitectural, el arco va tejiendo un clímax final sin resolución posterior, ya que Soto cierra con dos capítulos (alerta de spoiler) que se convierten en un tratado escatológico y sexográfico (no sé si así es correcto nombrarlo) sin un post coito.
Es decir, quedamos (des)vestidos y alborotados.

Rodrigo Soto. Foto de Daniel Mordzinski
Los giros idiomáticos relacionados con la mierda y las sexualidades, así tales cuales: gráficos y explícitos. También eso es una virtud, porque Soto nos expone con nuestras contradicciones, a veces encandilando e incomodando de tanta luz, y a veces en las sombras, haciéndonos cómplices de ese humor, sarcasmo, ironía y solapadez que nos caracteriza.
No suelo reírme en voz alta cuando leo un libro que me interpela con el humor, pero debo confesar que ¿Idiay? me sacó risas sonoras en medio de mi “soledad tan concurrida” (conste que le puse comillas pues es un verso de Mario Benedetti, no vaya a ser me acusen de plagio) en el apartamento donde me alojo en Estocolmo: Agnes Lagerstedts Gata 16.
Aquí en esta ciudad silenciosa, donde casi no anochece en verano, pienso que, en unos cuantos años, Río podrá leer sobre sus raíces e identidades, y que ojalá se soprenda con una buena carcajada mientras se acompaña de ¿Idiay?.
Cómo nace ¿Idiay?
En el audio enviado por Soto cuenta que la idea del libro nació íntimamente relacionada con la editorial.
“Yo sabía de la existencia de Ediciones de la Zona Tropical, a cargo del norteamericano llamado John McCuen, porque Melina Valdelomar, escritora ella también, ha trabajado durante muchos años con él”, detalló Soto.
McCuen tuvo en San José una librería llamada Seven Street Books, donde vendía libros en su mayoría en inglés.
Prosigue Soto: Después de la pandemia, McCuen publica libros en castellano y yo tenía desde hace muchísimos años el proyecto de hacer una especie de introducción a Costa Rica, pensando sobre todo en público extranjero.
“Quería hacer un libro en sintonía con la historia breve de Costa Rica, actualizada y con ilustraciones de Iván Molina y Steven Palmer”, agregó, pero en registro no académico.
Fue así como Soto le propuso a McCuen y a Valdelomar -que entonces trabajaba con él- publicar el libro, “apuntando también a esa interpretación idiosincrática, si se puede decir así. Ellos me dijeron que les parecía genial la propuesta, pero que también consideraban que debería ser un libro que recopilara el léxico local”.
Entonces, a Soto se le planteó el reto de escribir un texto que al tiempo compilara y recopilara léxico y expresiones locales, y que a su vez relatara y abordara la historia de Costa Rica.
“Eso sí que no estaba en mis planes, combinar esos dos enfoques tan diferentes para abordar la temática de Costa Rica”, admitió.
Para sorpresa de Soto fue perfectamente posible y más bien una cosa y la otra se potenciaron y enriquecieron.
Al hablar de la historia de Costa Rica, Soto reconoce que aparecen otros componentes que terminan en esos apuntes de carácter sociohistórico y inclusive de psicología social.
La misma premisa del libro determinó que tuviera esas diferentes capas o abordajes. “Yo creo que se puede decir abordajes, pues es una combinación de enfoques lo que el libro supone sobre Costa Rica, sobre quiénes somos los costarricenses”.
Al referirse a la estructura de ¿Idiay?, Soto aclara que si bien es cronólogica la línea, en medio se intercalan algunos capítulos que no están relacionados con la historia de Costa Rica.
“Estas secciones abordan y desarrollan algunos temas relacionados con la cultura, como el de las fiestas populares, que tienen un papel importante y me permitíeron introducir mucho léxico”.
Asimismo hay capítulos del habla tica que son más una reflexión sobre la forma en que hablamos, como es el caso de las sexualidades.