Pájaros extraños de Karla Sterloff: sobre monstruos y prodigios
Pájaros extraños, a los que Karla Sterloff llama en un cuento «bichos raros”, es un libro de relatos publicado por Ediciones Perro Azul en octubre recién pasado.
Esos pájaros extraños se refieren a los monstruos a la vez que prodigios que somos, entre humanos (animales) y animales no humanos, quimeras, sirenas que fueron pájaros al inicio de los tiempos, pero que luego las hicieron mujeres, escribe la autora.
Ana Beatriz Fernández González
Esos bichos raros, raras avis, alebrijes asombrosos, habitantes todos del mundo liminal e incierto de la escritora, que además es psicóloga y educadora.
En la dedicatoria Sterloff escribe: «Para Artemisa, señora de las bestias” y precisamente bestias humanizadas y humanos bestiales coexisten en los 17 cuentos reunidos en una edición de 123 páginas, como siempre armoniosa, de Perro Azul.
En un fondo verde amarillento, la portada del libro es un collage creado por Sterloff, con un pájaro en primer plano y un par de páginas rasgadas con textos impresos que se cruzan. En manuscrito un enunciado que resuena: tu ausencia es intransible, reza.
El cuerpo textual está dividido en tres partes señalados con números romanos (I, II y III), es decir, la obra propone una estructura sobria e inusual introducida en cada apartado por un epígrafe, escrito por la autora, que sugiere atmósferas y premisas, campos semánticos que se entretejen con los relatos que conforman cada unidad.
Así, en la sección primera se lee:
[Urbano, alineación, tránsito.
Hábitat de paso.
Extrañamiento. Supervivencia.
Especie diurna]
Luego en la tarde,
recordó que las sirenas, en su primera versión,
fueron pájaros: pájaros malditos, deformados, como
el que le ronda la cabeza.
Luego, las hicieron mujeres.
En el segundo apartado:
[Ternura, vínculo, murmullo
Hábitat grotesco,
Monstruoso. Crudo
Especie nocturna]
En el parque, la primera brisa de las siete mueve las
hojas de los árboles, congela las manecillas del reloj
y desordena las plumas del pecho.
Finalmente, en el tercer apartado:
[Fragmentación, memoria
Hábitat del encierro.
Locura. Culpa.
Especie en extinción]
Temo que este cuerpo que madura le empiecen a
salir moscas
y se me pudra entre las manos de mi madre.
Los titulos y sus historias, “Rara avis, en la primera sección, “La jaula”, en la segunda, y en la tercera “Somos una familia normal” (en tono sarcástico) son para esta lectora un acierto.
Dichos relatos son columna vertebral de las temáticas abordadas por Sterloff: territorios exiliados donde circulan sus personajes: un mundo, o mejor dicho mundos, en los que cabe desde la ternura -feroz, adjetiva ella misma-, hasta la violencia y el abuso sexual intrafamiliar.

Karla Sterloff, escritora costarricense
También el amor más dulce e insólito, con su reverso del desamor crudo e intransitable, como el asesinato y la redención liberadores, se encuentran y desencuentran en Pájaros extraños en tanto formas de vivir una diversidad de expresiones exiliadas o expulsadas de la normalidad, sin ser juzgadas ni moralizadas por la escritora. Son como son y nada más.
Sterloff observa, se extraña, explora, y propone y nos hace vivir el extrañamiento, gira, e incluso tuerce y deforma los relatos, pues los personajes y las situaciones toman caminos insospechados, en los que la ambivalencia despierta una sensación de incomodidad no consciente, hasta, quizá, terminada la travesía de la lectura.
Por esta razón, la narrativa discurre honesta y fluida en muchos de sus textos, apoyada en los imaginarios psicológicos y corporales de esa circularidad y esos territorios por los que transitamos como lectores.
Los cuentos agrupados en ese círculo de Sterloff son pájaros extraños, distorsionados por el efecto del extrañamiento; con personajes inciertos que inquietan porque son inasibles.
Esta cualidad del libro nos hace cuestionar nuestras propias percepciones de aquello que estigmatizamos como lo raro, lo que desterramos pues nos confronta con nuestros propios monstruos y prodigios, a los cuales tememos y no deseamos asumir en nuestras vidas ni sociedades.
El círculo narrativo que dibuja la autora tiene una fisura abyecta; por ahí hay que infiltrarse para leerla y vivir el asombro.
Karla Sterloff dixit:
“Pájaros extraños» es un libro raro, marcado por el extrañamiento, por lo que se sale de la norma, lo que no queremos ver, los monstruos, la bestia que nos habita de alguna forma. La parte de nosotros que raya los bordes de la cultura y que ofende y molesta.
Muchos de esos personajes son esos “otros” que representan todo lo que no queremos ver o no queremos decir, lo que es inaceptable, sin embargo, que es tan común, porque el concepto de normalidad está completamente fuera de lo que somos los seres humanos.
No es un libro de fantasía o ciencia ficción. Está más bien cerca a la botánica, a la zoología o a esos manuales de observación de aves. En este caso sería un manual de observación de seres humanos más que del género de lo fantástico o de lo especulativo.
Los monstruos nos muestran eso que nos incomoda y no queremos ver, sobre todo que no queremos asumir. Nos arrojamos sobre otros para recordarnos que está eso y que es como un anuncio, una advertencia, pero también es excluido, segregado, salido de la norma.
Ese es un tema que siempre me ha interesado mucho porque pienso que también hay mucho rescatable en esa parte del ser humano que no está normada, que es más transgresora y que no está siendo tan regulada, que nos puede llevar a las cosas más tenebrosas y obscenas, pero también a las cosas más apasionadas, más sinceras, honestas o más coherentes, tal vez.
Es un cuestionamiento a la locura, a la mentira, a la verdad, a la coherencia. Pienso que la humanidad ha hecho de los monstruos ese ser extraño que no queremos reconocer y que al final de cuentas es un espejo de lo que somos nosotros mismos. Y la literatura también es un espejo de ese fenómeno.
Esos pájaros extraños son un poco inquilinos, inesperados e incómodos, son historias incómodas que hablan de nosotros mismos, pero espero que encuentren lugar en algún lector.



