Lectomania exploró el mundo del libro electrónico en Costa Rica. Editoriales coinciden en que publicar ebooks trae beneficios palpables en costos de edición y circulación a nivel internacional.

En la actualidad, el ebook se roba un porcentaje aún tímido del mercado de la industria editorial a nivel mundial: 20 % contra 80 % para el libro impreso. En España, Latinoamérica y Costa Rica ese porcentaje es menor, aunque va poco a poco en aumento cada año.
En España, por ejemplo, el porcentaje ronda el 5-7 %, pero en América Latina es muy relativo y casi no hay estudios con datos actualizados.
Frente a este panorama, la editora de la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), Marianela Camacho, considera que el libro electrónico tiene un impacto muy diferente en el mercado costarricense en comparación con el europeo y asiático.
En algunos países de Europa, la cuota de mercado de una editorial que vende libros electrónicos llegó a un 20%. Tal es el caso de Alemania, algunos países escandinavos y asiáticos como Japón.
“El tema está vinculado a brechas digitales y tecnológicas que son muy grandes”, afirma Camacho. “Para leer libros electrónicos”, continua, “ocupás dispositivos electrónicos, que no son de fácil acceso, así como internet para las compras que se hacen en línea vía tarjetas de crédito; por lo tanto, debés estar sumado a la economía digital”, dijo.
Para Camacho, los elementos mencionados son básicos, además de aprender a usar aparatos como el Kindle o un lector electrónico, que no funcionan como una tablet, un teléfono o la computadora.
Dicho lo anterior, es claro que debe haber un proceso de alfabetización tecnológica para el uso de los libros electrónicos.
“Mucha gente usa el teléfono o una tableta, incluso la computadora, para leer libros electrónicos, pero no son idóneos porque te cansan la vista más rápido, entre otras desventajas; además, la gente no sabe que tiene que descargar una aplicación específica para leer libros electrónicos, entonces leen un PDF porque es más sencillo”, apuntó Camacho.
La brecha de lo que pasa con el libro electrónico entre Europa y Latinoamérica pone en evidencia que hay personas lectoras privilegiadas en los países tercemundistas, que entienden el funcionamiento del entorno digital editorial. “Yo casi leo 50/50: 50 en papel y 50 en electrónico”, confiesa Camacho.
En la experiencia de Camacho, muchos libros que quisiera tener en papel, los compra en digital porque no los consigue o porque mandarlos a traer implica tres veces el precio solo por el envío.
En este balance, Camacho sopesa además que “de pronto son libros muy muy nuevos, que tenés el chance de leerlos ya si los compras en digital o esperar dos o tres meses a que aparezcan aquí en el mercado. Esas son razones que impulsan a quienes leen más en electrónico”.
Asimismo hay personas que privilegian el libro electrónico por encima del de papel, porque se acostumbraron a los aparatos, y gastan muchísimo menos dinero comprando ebooks.
En la colita, atrás atrás
En comparación con los mercados europeos y asiáticos, donde el libro electrónico ha crecido incluso antes y durante de la pandemia, Costa Rica presenta una dinámica del libro electrónico muy incipiente: “vamos en la colita atrás, atrás”, señaló Camacho.
Esto tiene que ver con una razón no solo tecnológica, sino de oferta. “Como país nos hemos quedado entre los últimos en ofertar nuestros títulos en electrónico. Podría haber tal vez un público lector un poquito más amplio si fuese más alta la oferta, no necesariamente la oferta interna sino en todo sentido, si fuera menos difícil conseguir un lector de libros electrónicos, que tenés que pedir por alguna plataforma de ventas por internet, porque además sale más barato”, detalla Camacho.
La poca oferta de títulos nacionales se debe a que la mayoría de las editoriales no están insertas dentro del mercado de los libros electrónicos.
“Pocas editoriales independientes han incursionado con un título o dos títulos y han dejado la cosa botada porque no les pegó, pero ¿cómo vas a pegar algo con un título o dos títulos, es decir, no hay editorial que sobreviva ni en papel ni en electrónico con dos libros”, cuestionó Camacho.
Incursionar en el mercado del libro electrónico puede generar incertidumbre, pero Camacho destaca que el costo de hacer un libro electrónico versus uno de papel puede implicar un quinto o un sexto de la inversión.
Dicho producto digital es un archivo que se puede vender para descargar sin límites y para suscripción, en que se vende el libro para leer en línea.
A la vez, el formato permite exportar los libros sin exportarlos y estar presentes en otros mercados en los que no se pueden enviar las publicaciones porque, además, es muy oneroso.
“La mayoría de los países latinoamericanos no tenemos acceso a hacer esas exportaciones, los recursos no nos dan, y los precios de los libros serían tan caros que serían invendibles o incomprables”, expuso Camacho.
La posibilidad de circular en otros mercados se logra al formar parte de una base de datos que se distribuyen por medio de bibliotecas públicas y universitarias, por ejemplo. También hay librerías como Gandhi en México, plataformas como Amazon, Apple, y Bajalibros en América del Sur, enfocada en contenidos de la región, y el modelo de negocio por suscripción como 24 símbolos, que funciona igual que Spotify.
Un proyecto de esta naturaleza planteado a mediano y largo plazo se consolida con el tiempo. “Hay que buscar las plataformas internacionales que se ajusten más al catálogo que permitan estar más presente en diferentes modelos de venta y en diferentes territorios entre más amplio ese espectro, más posibilidades hay en la industria del libro electrónico”, aseguró Camacho.
Modelos de circulación del ebook
Dotar de espacios gratuitos a la circulación del ebook es un tema que ha sido abordado por la biblioteca de Nueva York, institución que compra un catálogo en línea para darle acceso a sus usuarios.
El modelo funciona con una aplicación propia para que la gente descargue contenidos, y desde sus tabletas o teléfonos pueda acceder a los catálogos en un periodo limitado de tiempo.
De manera gratuita, la biblioteca atiende otra parte de su público que no tiene dispositivos en un espacio físico con tabletas y lectores electrónicos que le prestan a los usuarios.
Un detalle que puntualiza Camacho es que algunas editoriales en Costa Rica están empezando a combinar formatos pues el libro electrónico posibilita diversificar la circulación del producto en multiplataformas y multicanales, como las librerías y las aplicaciones, con el fin de estar en la mayor parte de los territorios posibles y cumplir con una de las normas de la economía de escala.
Para Camacho, lo medular es entender que “si hacemos contenido digital debe estar más pensado para el extranjero que para el mercado interno por ser este pequeño; también que tiene que ser un proyecto pensado a mediano y largo plazo, y colocar tu catálogo, para que sea visible en una plataforma”.
El tema de los metadatos es de extrema importancia para que los contenidos digitales se visibilicen adecuadamente.
Al respecto, Camacho indica que los metadatos deben elaborarse bajo estándares internacionales y por regiones geográficas, ya que los países usan distintos protocolos que califican temáticamente bien las publicaciones.
“Si lo hacés mal no te vas a visibilizar en ese mundo, y vas a perder todo ese esfuerzo, porque en Internet hay millones de millones de contenidos y te visibilizás más cuánto más contenido tengás, es lo que premian los algoritmos, por eso hay que conocer ese mundo”, opinó.
Marianela Camacho, editora de la EUNA
La Editorial de la Universidad Nacional (EUNA) incursiona en el modelo de la circulación en plataformas universitarias de los libros electrónicos, a la vez que busca espacios internacionales para la distribución de su catálogo al público en general.
Al ser sus lectores del sector académico, reconoce Camacho, es natural entrar en plataformas con esos contenidos.
“En España hay una plataforma que se llama Unebook que es de la unión de editoriales académicas de España. La editorial entró ahí a distribuir contenido electrónico porque es una plataforma especializada donde esos contenidos se van a visibilizar mejor”, comentó.

En marzo de 2022, la EUNA inició la digitalización de unos 60 títulos. Según dijo Camacho, el proyecto es convertir una parte del catálogo para entrar en el ebook, con un modelo de negocio de publicar ambos formatos en simultáneo, sin esperar a que deje de ser una novedad.
La meta es entrar al modelo bibliotecario internacional, en particular el español. En esta línea, Camacho se pregunta: ¿cómo entrar a las bibliotecas públicas y universitarias en Estados Unidos?
“Sólo podemos por medio del otro modelo que está colmado, casi que copado por las distribuidoras gigantes internacionales; por lo tanto hay que asociarse a alguna de ellas para poder participar en ese nicho de mercado”, sentenció.
Gustavo Solórzano, director Editorial UNED (EUNED)
Desde hace siete años la EUNED ofrece el libro electrónico en formato PDF y EPUB a partir de una plataforma propia, cuyo proveedor es Hipertexto, una empresa latinoamericana que brinda servicios para libros, plataformas, distribución y comercialización digitales.
La EUNED también tiene una plataforma transaccional del ebook, en donde el usuario se registra para visualizar, bajar y adquirir los libros del catálogo digitalizado, cuyos títulos disponibles son, sobre todo, de literatura, así como didácticos y académicos, y de interés general.
“Los recursos son escasos, y esta transformación digital requiere mucho esfuerzo y muchísimos recursos, lo positivo es que contamos con los equipos para trabajar en el diseño y la conversión de los textos”, explicó Gustavo Solórzano, director de la EUNED.

El mundo del diseño gráfico para los libros electrónicos se gestiona a través de programas de diseño y conversión, HTML y otros lenguajes, que se corren en equipos PC o Mac.
En el caso de la EUNED, el diseño se realiza en Mac, equipo caro que posee una vida útil de cinco años aproximadamente, y por tanto requiere de una inversión recurrente a mediano plazo.
“Hay una historia editorial que permite que esa inversión ocurra, pero lo que implica la transformación digital y manejarse en ecosistemas digitales que requiere de más recursos para tener personal que pueda encargarse de estas labores”, señaló Solórzano.
Para comercializar el libro electrónico se sigue la misma estrategia planteada para la circulación del libro impreso: promoción, distribución, y venta. “Nada hacés con convertir el libro impreso, pues sería la parte, entre comillas, sencilla, si en ese mar de información electrónica no va a ser visible de una manera adecuada”, agregó Solórzano.
Precisamente para visibilizar el libro electrónico es indispensable manejar los metadatos y su buena colocación. “Es etiquetar de forma apropiada el producto que estás ofreciendo para que pueda ser visible en ese mercado gigantesco, de lo contrario es igual a publicar el libro y guardarlo en una bodega”, mencionó.
La EUNED y las editoriales universitarias públicas de Costa Rica son parte de ULAC, red de editoriales universitarias de América Latina y el Caribe que busca mecanismos de cooperación.
Una de las iniciativas planteadas es la creación de mecanismos de colaboración para visibilizar el trabajo de las editoriales universitarias de todo el continente. Para ello disponen de la plataforma gratuita llamada Unilbros.
Al formar parte de esta red, la EUNED cuenta con la plataforma no transaccional de libros electrónicos mencionada que es una vitrina abierta.
Solórzano apuntó que en este ámbito, la EUNED está en la búsqueda de estrategias para crear alianzas y convenios, de manera que el catálogo esté disponible en diferentes plataformas a nivel mundial, de diferentes maneras y que pueda ser comercializado el ebook.
Los datos muestran que el libro impreso sigue “muy vivo”, según confirma Solórzano: En la EUNED las ventas de los libros electrónicos ronda entre un 20 y un 30%. “Digitalizar todos los contenidos suena muy bien en principio, porque se ahorra, pero no se piensa muchas veces en la brecha digital”, destacó.
De modo que pensar en convertir el 100 % de los libros a formato electrónico es una utopía, sobre todo al tomar en cuenta la brecha digital en relación con el ebook, pues muchos estudiantes de la UNED no tienen las herramientas para acceder a este formato.
Felipe Abarca, director Editorial Tecnológica de Costa Rica (ETCR)
Por ahí de 2011, las cuatro editoriales universitarias reunidas a nivel de Edubook, en cuenta la Editorial Tecnológica de Costa Rica (ETCR) se reunieron para iniciar el proceso de aprendizaje del entorno ebook.
“En ese momento no sabíamos absolutamente nada técnico del ebook, aunque sí sabíamos que existía en Estados Unidos, Inglaterra y España. También sabíamos sobre el incremento de los dispositivos móviles, tabletas y teléfonos con otros usos y alcances como el libro electrónico”, recordó Felipe Abarca, director de la ETCR.

Así se dio la necesidad de indagar en qué consistía y cómo se podía producir el ebook. “Eso fue lo más difícil, porque no había capacitación o muy poca en el país”, continuó Abarca.
Con el objetivo de formarse al respecto, un grupo con diseñadores de la ETCR y otras editoriales- en conjunto con los directores de las editoriales investigaron en torno al proceso de elaboración y comercialización del libro electrónico.
Según afirma Abarca, la capacitación inicial se logró por “méritos propios, fue algo de prueba y error, traveseando, probando con algunos programas a nivel de software y convertidores, porque el formato más estándar que se estaba manejando era el PDF, y queríamos llegar al formato EPUB, que es el ideal”.
De acuerdo con el director de la ETCR, el EPUB es el lenguaje que mejor se adapta al libro electrónico, ya que se puede modificar la tipografía, se ajusta a los dispositivos, a las dimensiones y posición de las pantallas, además de que permite incluir audios y videos, y la interactividad.
Con el apoyo de la empresa colombiana Hipertexto, donde Abarca hizo una pasantía y se formó en las primeras herramientas digitales, los criterios de producción se afianzaron.
En 2013, la ETCR implementó su primera plataforma con el dominio libuc.org, gracias al convenio con la empresa española Publidisa.
Posteriormente, la editorial amplió la formación del universo ebook, compartiendo conocimiento con las editoriales de Edubook, hasta llegar a un punto de equilibrio “en que manejamos por lo menos lo esencial, podemos producir nuestros propios libros, los podemos convertir a diferentes formatos y, además, ligarlos a la producción del libro impreso”.
Al 2022, la ETCR tiene una plataforma propia llamada ebooks.tec.ac.cr, con más de 100 libros disponibles, y algunos audiolibros, videos y contenidos multimedia, de autores de todo el país y algunos del exterior.
La editorial también está enlazada a Bookwire, plataforma multicanal alemana que es un repositorio, donde se depositan los libros electrónicos del catálogo en formato EPUB, principalmente, y a la que varias tiendas y librerías, entre ellas Amazon y Apple Store, están asociadas.
El principal objetivo de la ETCR es que sus libros y el conocimiento general en Costa Rica se exporte, puesto que la editorial está constituida ante la ley como la única editorial especializada en ciencia y tecnología costarricense, siendo su público meta el estudiante universitario y profesional.
A la vez, la ETCR tiene como meta mejorar el manejo de los metadatos en el sentido de ajustarlos a las normas especializadas a nivel mundial. “Los metadatos generan tránsito en los principales buscadores y hacen que los lectores lleguen más rápido a nuestras obras”, destacó Abarca.
El paso a seguir es, entonces, en conjunto con las editoriales de las universidades del país, trabajar en el reforzamiento de los metadatos y la seguridad cibernética de las plataformas, en este último ámbito debido al temor de los autores al plagio y la piratería.
Laura Solano, directora de la Editorial Costa Rica (ECR)
De acuerdo con la directora de la Editorial Costa Rica (ECR), Laura Solano, la editorial fue la primera en publicar en formato ebook, pues distribuye los libros electrónicos con la plataforma internacional Bookwire desde el 2014.
Esto facilita que el catálogo de la ECR esté en el sitio web de la editorial para que lectores dentro y fuera del país accedan a la oferta de libros en línea.
Solano explicó que la plataforma se carga con los metadatos para que a partir de las etiquetas las personas interesadas encuentren los libros buscados. La información que despliega además incluye la biografía del autor, el resumen del texto y el contenido del índice.
“Con ese contenido queremos facilitar que el lector tenga la mayor información posible. Incluso puede encontrar las primeras páginas del libro”, detalló Solano.
La plataforma Bookwire distribuye el catálogo en bibliotecas y tiendas como Amazon, que se encarga del mercadeo del libro digital.
En el catálogo de la ECR hay casi 300 libros, de los cuales unos 200 están en la plataforma digital en formato EPUB. “Todos los años se hace un programa editorial de libros electrónicos en que definimos cuáles libros van a salir en el año”, dijo Solano.
Dicho programa no solo establece cuáles libros electrónicos sino los impresos, que para el 2022 son 32 en total, 15 en formato ebook.
Ha publicado, además, cinco audiolibros colocados en Spotify y Abebook, así como en Audible de Amazon.
En algunos casos, comentó Solano, se espera a que el libro se publique y permanezca unos años en el mercado, para luego introducir el libro electrónico; en otros casos, salen los dos formatos al mismo tiempo.
Basado en estadísticas que provee Bookwire, en mercadeo se define cuáles libros le interesa a la editorial que estén disponibles en la plataforma: “me permite a mercadeo y a mí ver cuáles son los libros que más se mueven, por ejemplo, en el caso nuestro se mueven mucho los clásicos costarricenses o no del canon, así como Tatiana Lobo”.
Para el 2022, se hizo la propuesta de publicar en digital a los ganadores de los premios Eunice Odio, Joven Creación y Editorial Costa Rica. “Esto se estaba haciendo con algunos textos premiados con Marianela Camacho, pero a partir de ahora se explicita en las bases de los galardones que a los ganadores se les publicará en ambos formatos: el impreso y el electrónico”, explicó Solano.
Desde hace más de diez años a la ECR le interesa fomentar el libro digital, pues valora la importancia de educar a las personas lectores en ese ámbito que cobra cada día mayor auge. “Es que la gente sepa cómo comprar el libro digital, pues es una área que todavía está en pañales aquí en nuestro país”, expresó.
A mediano y largo plazo, otro reto que se plantea la directora de la ECR es la traducción de los libros para llegar a un mercado internacional más amplio.
“Ya que tenemos un catálogo amplio y lo tenemos también en plataformas internacionales, se requiere que esos libros no solamente estén en español para darles a conocer más”, concluyó Solano.
José Chacón, director Editorial Abyad
La Editorial Abyad surge como respuesta a una necesidad del escritor y editor costarricense José Chacón, de publicar sus textos e insertarse en la corriente industrial del libro impreso y electrónico.
Luego de su experiencia de publicación con la editorial argentina Juan Uno 1, Chacón fue consciente de que no podía controlar el proceso del libro y ni siquiera obtener las regalías anuales que le correspondían por la venta de su primer texto titulado Paradoja.
Frente a esta incertidumbre, Chacón decidió autopublicar dos libros con todos los riesgos que implicó y le fue medianamente bien, a pesar de las dificultades de distribución afrontadas.
Luego valoró la importancia de fundar una editorial pues se le abrirían más fácilmente las puertas en las librerías.
“Creo que las editoriales tienen una razón de ser importante relacionada con su institucionalidad, ya que garantiza a las librerías que el libro pasa por los procesos editoriales ordinarios y profesionales para que el producto sea vendible y sostenible en el tiempo”, afirmó Chacón.
Así fue como nació la Editorial Abyad, respaldada por un equipo de trabajo integrado por una filóloga, una diagramadora, un arte finalista, un diseñador y Chacón como editor.
Posteriormente, sin dejar de lado la parte impresa que sigue siendo imprescindible, Chacón reconoció que mucha gente lee el libro electrónico. “Ante este panorama, la editorial ofrece el servicio de publicación en tres formatos: el ebook, la pasta dura y la pasta suave”, enlistó.
De acuerdo con Chacón el ebook, por sí solo, es débil, y el libro impreso, por sí solo, tiene sus limitaciones en el mundo actual de la distribución.
Por tanto, la respuesta editorial no fue decantarse por un solo formato, sino más bien pensarlo como una manera más natural de fluir entre las distintas configuraciones del libro.
“El ebook no viene a sustituir la parte impresa, más bien le da un nuevo aliento a la literatura porque es el complemento perfecto. Por eso mucha gente lee el ebook y luego compra el libro fisico”, mencionó.
Así y de acuerdo con su experiencia, para Chacón el formato electrónico le da alcance a la distribución por su inmediatez, haciendo que la difusión de una obra se dispare en los primeros meses, y después crece paulatina pero sostenidamente a través del libro impreso.
Para la circulación del ebook existen plataformas consolidadas en Alemania, Inglaterra y España que venden libros bajo demanda, como Penguin Random, a la cual está asociada, la inglesa Book Despository y Amazon.
“Ahí fue donde aprendimos, que estas plataformas que imprimen bajo demanda hacen que no debamos mandar cien libros allá, sino que cuando alguien hace una solicitud se imprime el libro y en 48 horas lo tiene en la casa”, detalló Chacón.
Este sistema no necesita bodegas, ni transporte de grandes cantidades de libros que pesan muchísimo y son muy onerosos.
Para Chacón estas tres plataformas son las más grandes y las que tienen mayor respaldo, y además son económicamente las más rentables y seguras.
El siguiente paso, siguiendo la lógica de Chacón, es crear plataformas que agrupen libros publicados en Costa Rica y Centroamérica para sustituir a las grandes compañías de la industria del libro electrónico, para reemplazarlo por instancias locales con precios asequibles. “Es lo que estoy soñando ahora”, confiesa Chacón.
Con un catálogo de 18 autores, los libros de la editorial Abyad se distribuyen en Chile, en primer lugar, México y España, y en Latinoamérica en Canadá, siendo el más vendido Invisibles, de la psicóloga peruano costarricense Etty Kaufman Cappari.
“Lo publicamos cuatro meses y en los primeros dos meses vendió casi mil ebooks. Eso es inusual”, se congratuló Chacón.